Cambiar el modo en que se construyen los edificios donde vivimos o trabajamos es una de las claves para avanzar hacia un mundo más sostenible. Los sellos y certificaciones son una garantía de calidad y rigor con la que pueden contar clientes y promotores en esa apuesta por una construcción más respetuosa con el medio ambiente: una apuesta que debe englobar todos los aspectos de una obra, desde la elección de materiales a la gestión de los residuos.
En la construcción del exclusivo residencial “Casas de Valmonte”, en Boadilla del Monte, Madrid, estamos trabajando para certificar sus 17 viviendas con el prestigioso sello BREEAM, que implica beneficios económicos, ambientales y sociales para todas las personas vinculadas a la vida de un edificio. En el caso de las viviendas, se centra en conseguir espacios más saludables y habitables, reduciendo el impacto y las emisiones en todo su ciclo de vida.
Para certificar una vivienda con BREEAM, la sostenibilidad del proyecto en su conjunto se evalúa a través de una serie de exigentes requisitos divididos en diez categorías, que van desde el uso del agua o de la energía hasta el transporte. Muchos de ellos dependen del proyecto, pero otros son responsabilidad de la constructora y de su buen hacer en la obra. En función de los requisitos cumplidos, se obtienen unos puntos que permiten calcular el grado de cumplimiento de BREEAM.
La buena gestión de los residuos de construcción y demolición (RCD), y el uso de áridos reciclados, son dos de los elementos que una constructora puede aplicar en obra para contribuir a la obtención de esta certificación.
En la construcción del residencial de Boadilla del Monte, separamos los RCD en la obra y los trasladamos a una planta de tratamiento, donde se transforman en áridos reciclados que se utilizan en los rellenos. Así logramos un importante ahorro económico y reducimos el impacto ambiental del proceso de construcción, lo que se traduce en varios puntos BREEAM.
Concretamente, en el apartado de Residuos, uno de los ocho puntos posibles corresponde al “desvío de materiales al vertedero”, y se otorga cuando la tasa de recuperación supera el 80% (un 10% por encima de la tasa nacional). Para avanzar en ese objetivo, enviamos gran parte de los RCD generados en Boadilla a la planta de nuestros colaboradores de Tecnología y Reciclado (TecRec). Allí logran un elevado aprovechamiento, de más del 95% para los residuos de hormigón y más del 80% para residuos mezclados con bajo contenido de impropios, un porcentaje por encima de lo marcado por BREEAM.
El viaje de los RCD desde la obra es de ida y vuelta: para cerrar el círculo, se utilizan los áridos reciclados producidos en las plantas de reciclaje. Materiales de alta calidad, cuyo uso supone un importante ahorro de recursos naturales y una reducción del impacto ambiental.
En un proyecto de vivienda, el empleo de áridos reciclados puede contribuir al logro de tres puntos BREEAM del apartado Materiales dentro del requisito MAT 03 (“aprovisionamiento responsable de productos”). Los puntos se otorgan si al menos el 20% de los materiales que supongan el 80% de volumen de la obra proceden de proveedores con sello ISO 14001 de gestión ambiental. Es el caso de TecRec, que suministra la grava reciclada que empleamos en los rellenos de la obra de Boadilla.
Así, con una separación óptima de los RCD en obra, trabajando con una planta con elevados porcentajes de aprovechamiento, y utilizando áridos reciclados de una empresa con el sello ISO 14001 -como TecRec-, podemos avanzar hacia los altos estándares de sostenibilidad marcados por BREEAM.