Por qué elegir el sistema SATE para aislar nuestro edificio
20/10/2021
Un frío atroz en invierno, y un calor agobiante en verano. Vivir en un edificio mal aislado del exterior puede ser una de las mayores condenas para nuestra calidad de vida y nuestro bolsillo, pues hace muy difícil mantener una temperatura confortable.
Es una situación que se sufre en uno de cada dos edificios de España: el 55% de las viviendas de nuestro país se construyeron antes de 1980, cuando no existía ninguna normativa para el aislamiento térmico. Son, por tanto, un pozo sin fondo de energía y de dinero gastado en calefacción o aire acondicionado.
Por suerte, mejorar la capacidad de un edificio de aislar el ambiente interior del exterior (guardar el calor en invierno, y el frescor en verano) es más sencillo de lo que parece. Aunque hay distintos factores que influyen en ello, como la localización geográfica o la orientación, hay un elemento capital en la eficiencia energética de las viviendas: el aislamiento térmico de la envolvente.
Si nuestro edificio está perdiendo energía, tendremos que tapar los agujeros, como haríamos ante una fuga de agua. Ahí es donde entra el SATE, un acrónimo de «Sistema de Aislamiento Térmico Exterior».
El Sistema SATE busca aumentar el aislamiento térmico, tanto en edificios de nueva construcción como en rehabilitaciones energéticas. Consiste en envolver el edificio con un revestimiento de tres capas fijadas a la fachada: un mortero armadura, de cemento, el aislante térmico y un revoco decorativo.
Las ventajas del SATE
El SATE es una solución fácil y económica para una rehabilitación energética: se mantiene la superficie útil, no es necesario desalojar las viviendas durante la obra, y se mejora la apariencia exterior del edificio. Pero además, la gran ventaja del SATE es que se trata de un sistema integral, donde cada uno de los elementos se diseña conjuntamente y actúa en grupo para multiplicar la eficiencia.
Al envolver toda la fachada, nos aseguramos de eliminar casi por completo los puentes térmicos, que son los huecos por los que se escapa el calor: la mayoría están en la fachada, como los pilares, los frentes del forjado, o las cajas de persiana.
El sistema protege además toda la estructura del edificio y también la fachada, mejorando su conservación. Con el SATE se previenen daños por las oscilaciones de temperatura (por ejemplo, grietas o fisuras en la fachada) y también se evita la aparición de hongos o humedades, algo que puede suceder en otros métodos de aislamiento que requieren de ventilación.
Viviendas revalorizadas y mejor calidad de vida
Sin duda, rehabilitar energéticamente un edificio cambia la vida de sus vecinos. En una vivienda sin aislamiento térmico, como las construidas antes de 1980, instalar un SATE puede implicar la reducción de un 80% en el consumo de energía.
Y aunque tener una temperatura agradable en casa, durante todo el año, es algo que no tiene precio, el SATE es una solución más económica que otros sistemas: se calcula que podría amortizar en aproximadamente 7 años solo con el ahorro de energía calefacción, sin contar con las muchas ayudas públicas que se están promoviendo desde la administración.
Mayor eficiencia supone también una mejor calificación energética (de una o dos letras), un elemento cada vez más vital para muchos compradores. Y todo ello, sin sufrir grandes molestias ni por supuesto tener que mudarse durante la obra: toda la actuación se desarrolla en el exterior del edificio. En el caso de la rehabilitación que hemos completado recientemente en una comunidad de vecinos del sur de Madrid, en solo 7 meses los vecinos ya pueden disfrutar de su edificio renovado y de una mejor calidad de vida en sus casas.
Si estás interesado en realizar una rehabilitación energética, contacta sin compromiso con nuestro equipo de expertos y estudiaremos la mejor solución para tu edificio.